No llores, no estas solo Hijo del Trueno,
mira como la noche abre su puerta
al espíritu vivo que despierta
tras derramar su sangre sobre cieno.
No, no estarás tu solo Hijo del Trueno,
pues del Cordero soy herencia cierta,
tras arrasar mi vida, ahora yerta
y sufrir su destino nazareno.
A tu lado estaré en la amanecida.
Desde Caná hasta fatua cruz inerte.
¡Amor, Misericordia entristecida!
Seré blanca luz para no perderte,
tu madre frente al ánima abatida.
¡Se tú, cofrade, águila en la muerte!
A la magnífica Cofradía de Nazarenos y
Hermandad Penitencial de San Juan Evangelista,
Santísimo Cristo de la Clemencia
y Nuestra Señora de la Misericordia.
Gracias por ser ejemplo de la comunidad cristiana, acercando con vuestro esfuerzo, la palabra de Dios a nuestras vidas.