anduviste famélico y perdido;
llegó un ángel, capricho consentido,
que quiso cobijar tu ser rosado.
Negras gemas en rostro guateado
que roncan noches en catre enlucido;
cuan blanca sombra a mi alergia cosido,
redoblando baquetas, afinado.
Lanudo noble, rápido y sedoso,
trepas sillones dando volteretas,
trapecista en jarapas sigiloso.
Un ¡vámonos!, y suenan panderetas,
inquieto mordisqueo de pies jocoso;
¡espera un poco, que estoy en chancletas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario