El azul de mi cielo omnipresente,
tierno sueño que besa mi mejilla,
soleá, copla, verso y seguidilla,
dulce poesía, tu ser valiente.
Presta, dispuesta y también impaciente,
¡me sazonas con lisonja, chiquilla!;
azafrán, anís, pimienta y guindilla.
Siete dones santos..., ¡otro!, no miente.
Creces radiante, hermosa y pizpireta;
arrojo, temple, garbo y donosura;
nunca será de nadie marioneta.
¡Ay de mi!, ya te vas buena locura;
infancia que marchó, un lance, una treta;
¡ay de mi..., yo en mi triste sepultura!
No hay comentarios:
Publicar un comentario