martes, 15 de agosto de 2017

A la música.

Seguidilla de trazos ingeniosos, 
con cinco hilos se enhebran alfileres
que hieren almas y ceden sus saberes,
lunares de rabillos caprichosos.

Alegres carruseles armoniosos, 
silencios que musitan de placeres
a oídos puros de hombres y mujeres,
con mesura de tempos rigurosos.

Por júbilos y cuitas hechizada
se envuelve de compases y camina
al son del feudo amor avasallada. 

Mas cuando prendiendo ánimos germina 
el polen de su voz azucarada, 
brota nueva flor, ¡música divina!

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